19 de diciembre de 2010. San Martín Texmelucan, Puebla. 

Por: Uriel Muñoz Suárez 

Todo desapareció. Justo a un par de horas cuando el sol se proponía salir, el infierno comenzó. Esto fue lo que le pasó a la colonia El Arenal y a otras zonas aledañas pertenecientes al poblado de San Martín Texmelucan.  

 

5:30 am. 

Quienes tuvieron la fortuna de despertar a causa de una inmensa explosión que hizo hasta cimbrar las casas y romper los cristales de las ventanas en la oscuridad, lo primero que lograron ver con los nervios de punta fue una luz inmensa color naranja marrón. El calor era demasiado que quemaba incluso el alma. Es como si en realidad nunca hubieran despertado de una pesadilla. El peor desvarío de sus noches. No sabían si salir de casa o rezar. 

Algunos se atrevieron a huir con sus familias. Niños, adultos, mujeres, corrían. Hacia dónde apuntaban los ojos había fuego. Mucho fuego. El humo era intenso, tan denso que todo lo cubrió a la redonda como si las tinieblas cayeran por castigo de alguna divinidad al pueblo. Las aguas del río Atoyac se volvieron negras. Tan obscuras que las aves y los peces flotaban ya muertos. Llenos de un líquido viscoso. 

Pero no es un episodio de la Biblia, de los manuscritos del Apocalipsis. Los hechos son de las tantas historias que pasan impunemente en México por culpa del crimen organizado. 
  
Esa madrugada, varios hombres pertenecientes a un cartel de la droga, dedicado al robo de combustible, ordeñaban una toma clandestina. En medio de la oscuridad, tratando de que nadie los viera, perforaron un ducto de Petróleos Mexicanos (PEMEX), perdiendo el control de los miles de litros que pensaban vender dentro de los más de 65 mil millones de pesos que les deja como ganancia anualmente en el mercado negro.

  
Han pasado 5 años de la tragedia de San Martín Texmelucan y de los responsables hasta ahora no se sabe nada. Aquel día la gasolina se esparció por todas las calles de la colonia el Arenal, Solidaridad, San Damián, la Junta auxiliar de San Lucas Atoyatenco y en general a toda la población del municipio.
 Algunos dicen, que la presencia del narcotráfico en ese territorio es de Los Zetas. Un grupo criminal que es muy conocido por sus sanguinarios asesinatos. Se ha llegado a decir que tenían más de 40 técnicas para matar a una persona en menos de tres minutos. Pero desde que capturaron a su último líder el 4 de marzo de 2015, Omar Treviño Morales el Z-42, se desconoce quién quedó al mando del cártel. Pero los pobladores a quienes el gobierno Federal les reconstruyó su casa en el lugar de los hechos, decidieron abandonarla o venderla. Ahora todo está vacío. Pocos se atreven a volver a vivir con la misma tranquilidad. La disputa entre grupos delincuenciales provocó el éxodo de la gente de San Martín. 

  
Aquella madrugada, por más de tres horas de trabajos intensos, bomberos de diferentes lugares controlaron el incendio enfrentando llamas de veinte metros de altura. Árboles, vehículos, casas, semáforos, incluso hasta el pavimento desapareció y las calles perdieron su ruta de destino. Al tratar de caminar por la zona, los pies se hundían y el calor traspasaba las suelas de los zapatos. Parecía una zona de guerra al ver el vapor salir del suelo y de las paredes de las casas, donde al fondo sólo quedaban los troncos calcinados de lo que fueron unos árboles verdosos. 

  
 
Ya en la mañana el sol era radiante. Todo olía a quemado. Los bomberos aquel día encontraron a una familia dentro de un inmueble muerta y calcinada. Yacían sus cuerpos inertes sobre el suelo, abrazados unos a otros. La imagen era en su máxima expresión el terror de lo que había ocurrido. 
Un bombero, al ver los hechos sale de la casa. Asustado. Aturdido. Harto. Con miedo. La escena le causó tanta tristeza que decidió sentarse en un automóvil calcinado y hacer una llamada a su familia. Solo quería saber que estaban bien. Escuchar sus voces lo tranquilizaba. 

  

Pero por todas partes la muerte estaba. Dentro del vehículo quemado después encontraron algunos huesos humanos. Suponían eran restos de dos personas adultas. Peritos lo confirmaron después. 

  
Aquel día siempre va estar marcado por este hecho. Un hito en la historia de San Martín Texmelucan que los pobladores no olvidan en sus noches. 

  
Es desafortunado que hasta el día de hoy, PEMEX dio a conocer que el número de tomas clandestinas incrementó hasta un 55 por ciento en comparación al año pasado, es decir, que de enero a noviembre de este año van 5 mil 91 tomas clandestinas aseguradas. Más que en el año 2014 con una cifra de 3 mil 286. Y que lo de San Martín no ha sido un ejemplo para evitar y combatir estos sucesos, sino que solamente a quedado en el olvido. 


Fotos: Uriel Muñoz Suárez 

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